Galería de Arte Juan Manuel Lumbreras

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Javier Arocena

Pinturas y Paisajes

La renovación del paisaje. Texto de Juan Manuel Lumbreras

Javier Arocena (Donostia, 1935), pintor de nuestra tierra, artista reflexivo, con una larga trayectoria marcada por una insobornable vocación hacia una forma personal de entender el arte, alejada de toda concesión a la formula segura y al éxito efímero, lleva cuatro décadas transitando por los caminos de la modernidad.

Despertó en él lo moderno cuando, a comienzo de los cincuenta, descubrió al Vázquez Díaz del Bidasoa, quien, con sus postulados postcubistas, representaba por entonces la vanguardia en nuestro país, antes de la aparición del informalismo abstracto. Se comprometió con el arte contemporáneo cuando en 1965, en compañía de Carlis Bizkarrondo, José Gracenea y Alejandro Tapia, fundó el grupo UR, con el objetivo de renovar el paisaje y la figura vasca, inmersa en un academicismo y costumbrismo decadentes.

Enrolado en UR Taldea hasta 1975 –año de disgregación del colectivo– y en solitario a lo largo de estos veinte últimos años, Arocena ha seguido fiel a sus principios, desarrollando un encomiable trabajo personal, actual, de singular calidad artística. Su pintura se ha beneficiado siempre de una sosegada labor de investigación, tanto en los elementos formales de la obra, como en los procedimientos y materiales a utilizar, con planteamientos que abarcan desde grandes murales hasta pequeñas obras de corte intimista.

Durante muchos años, Javier Arocena ha sido considerado como autor de cuadro único, de temática antropológica, interesado por el ser humano, que a menudo aparece en sus obras integrado en grupos anónimos, aislados en la soledad de un entorno hostil. Hombres y mujeres sin nombre, creados por la propia visión del artista, con un marcado acento de compromiso político y social, reflejo de su propia actitud frente a los acontecimientos cotidianos. Especialmente en los años de UR Taldea, que corresponden a los de mayor opresión política, sus personajes se tornan más y más tristes, adustos, anodinos, reforzados por el empleo de una paleta dominante en grises y la opacidad del escaso cromatismo, amortiguado por el uso de cemento y polvo de mármol, en complicidad con los pigmentos.

En esta larga etapa pictórica, personal, reflexiva y comprometida con su pueblo, Arocena mantiene una línea de exigente modernidad y, aunque en superficie su pintura parezca hacer un guiño al postimpresionismo y cubismo, desde el fondo siempre emerge el expresionista que lleva dentro, tanto en su concepto –sentimiento del artista que se transporta al lienzo– como en los resultados formales. Durante esta fructífera época, Arocena gesta un cuerpo de obra antropológica que recrea la mejor pintura figurativa de este siglo.

En la década de los ochenta, su pintura adquiere un mayor compromiso con el color, llegando al final de la misma forma a aceptar nuevos desafíos, con el paisaje como pretexto. Paisajes otra vez recordados, vividos, como lo fueron las figuras de la etapa precedente, en los que descubrimos a un Arocena en plenitud de Ritmo y color, con un vigor expresionista cada vez más patente. De sus prácticas juveniles con la técnica de la acuarela, Arocena aprendió a dibujar con el pincel, que ahora utiliza con un brío desconocido, con golpes sueltos, autónomos, y un componente gestual próximo a la action painting. Su pintura se ha vuelto más proteica, con una riqueza cromática sabiamente domesticada y una valentía resolutiva propias del mejor expresionismo.

En comparación con su etapa antropológica precedente, su pintura actual es mucho más vitalista, alegre y luminosa, explicada con potente caligrafía fauvista y planteamientos postabstractos, con resultados que trascienden del puro paisaje, hasta alcanzar una prometedora renovación de este genero pictórico que parecía agotado.

Este es el Arocena actual, un artista lleno de vigorosa energía, fiel a su propia visión personal del arte, aliado con la modernidad. Un artista que, con su actitud frente a la pintura, ha sabido trabar los distintos movimientos vascos de los últimos 30 años, entre la abstracción y la figuración. Edorta Kortadi, que es quien ha estudiado más a fondo la obra de Arocena, señala con justicia que “su trabajo, continuo y reposado, reflexivo y crítico, continuamente con las tendencias vanguardistas, ha producido obras de gran belleza y envergadura, de sólida composición y notables aciertos cromáticos. Arocena es hoy un hito incuestionable en nuestro devenir plástico y un eslabón necesario en la mejor Pintura Vasca de fin de siglo”.

Notas de prensa:

«Este pintor donostiarra llevaba once años sin exponer en Bilbao, y ahora se presenta con más de treinta obras de distintos formatos, alguna de finales de los años ochenta y la mayoría de los tres últimos años, y eso permite ver su evolución pictórica.

Tomando el paisaje como excusa, compone sus óleos con mayor libertad conceptual, dentro de una figuración que va tendiendo a la abstracción, con una gradación cromática, atrevida y armónica, donde los grises son ahora combinados con esas pinceladas rosas, amarillas, azules o verdes». 

El Punto de las Artes, 25 de octubre de 1996, Javier H. Miranda.

«Comparando la obra de la presente exposición con su etapa precedente, la pintura de Arocena resulta mucho más vitalista, alegre y luminosa, mostrando un nuevo pintor lleno de vigorosa energía, aunque siempre fiel a su línea artística personal, aliado con la modernidad».

El Boletín de las Artes, 18 de octubre de 1996.

«En Arte Gestión muestra un conjunto de óleos que representan el trabajo realizado por el artista en los últimos cuatro años. Arocena continúa desarrollando el paisaje como argumento central de su obra; así, recordamos su participación en el intento de renovación del paisaje del grupo guipuzcoano Ur constituido en 1965. 

Hace tiempo que su pintura busca paisajes cercanos de la ciudad o del campo; Igeldo, Usurbil o Pancorbo le sirven de referencia de una propuesta que sobrepasa la realidad para dar rienda suelta a la experiencia pictórica y con ello encontramos una muestra aperturista». 

El Correo, 21 de octubre de 1996, Alicia Fernández.

Fecha: 15 Oct - 02 Nov 1996

Obras