Galería de Arte Juan Manuel Lumbreras

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Melquiades Álvarez

Pinturas y Dibujos

Hace frío ahí fuera.

Hace frío y humedad.

Hay agua abundante que la tierra

ya no quiere beber.

Agua quieta para pisar en los caminos

vacíos.

Quizá hay sólo agua en mis ojos

y en la memoria de todos mis

sentidos.

Agua arremolinándose como los cabellos

profundos de una segunda madre, o

agua posada y silenciosa como abismo cósmico

de los árboles.

Pensamiento entretejido y casi durmiente

es el agua en los viejos muros,

allí donde va alimentando la vida

secreta de las formas que trepan, construyendo

universos fantásticos de musgo y liquen,

floraciones verdes y de fulgor anaranjado

sobre profundos óxidos negros.

Veo agua que sube por los cimientos de las casas

y las empapa haciendo marcas, señales

y formas enigmáticas en estancias

vacías abandonadas al aire de los colores

que se desconchan liberando el tiempo

que duerme en sus estratos.

Hay agua para ti y para mí, pues merodea

por los huesos como si fuesen andamiajes

blancos hoy y algún día nubes.

El agua choca en su lento fluir, en turbio

y espeso murmullo. Gotea bajo el puente,

con un extraño eco, como si fuese

una humilde catedral de agua con olor

a brea,

a salitre,

a cloaca.

En el agua sonora de la noche,

atravieso la empapada brisa fría

entre llameantes destellos rojos.

Policromía de los óxidos una vez más.

Oxido y desgaste en las vías, las señales,

los inmensos murales flotantes

de los barcos.

Y llueve.

Llueve en los canales, en las calles,

y en los lejanos bosques también llueve

y hay un omnipresente chocar del agua,

un vaivén que ni la luna rota

con su luz logra amansar.

El agua guarda mis recuerdos mientras

el aire que viene del mar penetra

por la ciudad en un abrazo suave,

casi imperceptible, y convierte

en mar sus calles, las farolas,

nuestros perfiles inciertos.

Somos entonces siluetas de mar pulverizado,

leve teatro de sombras húmedas, mar

en suspensión que ocupa las iglesias

y se posa en las baldosas e impregna

miradas, manos y oraciones.

Todo es como una gran pintura de agua,

un reflejo líquido del alma,

una inabarcable masa de color

tras la cual hay un sentido único

al que reconocer y abrazar.

De noche oigo el rumor continuo, intenso

y lejano de las palabras múltiples

que atesora el mar.

Allá en la lejanía hay un estruendo

confuso de aguas que se aceleran

como si fuesen voces antiguas y alientos

casi extinguidos que aún exhalasen

humedad con los primeros rayos de sol,

en las frías mañanas de todos los

tiempos.

AGUA

 

Texto del catálogo exposición Melquíades Álvarez. Galería Juan Manuel Lumbreras

BILBAO

Notas de prensa:

«La galería Juan Manuel Lumbreras acoge un conjunto de las últimas obras de Melquíades Álvarez. Se trata de una serie de pinturas y dibujos en las que el artista explora lo que podríamos llamar “la belleza de lo difuso”.

Hay cierta calma imprecisa en cada uno de sus cuadros, reflejada en ele uso de la paleta cromática, en la que hay una preeminencia de azules y verdes, y de la luz. No hay espacio para lo concreto. No hay, así, identificación exacta de qué lugares son los que se han llevado al cuadro. 

Así, al contemplar la muestra, el universo de imágenes que Melquíades Álvarez ofrece, es hermanado por el espectador al suyo personal, pudiendo así, aprehender, hacer suyos, los momentos que han inspirado al artista». 

Periódico Bilbao, marzo de 2007.

Fecha: 27 Feb - 24 Mar 2007

Información sobre Melquíades Álvarez

Obras