Isabel Muñoz
Fotografía
El filósofo francés Emmanuel Lévinas dedicó la mayor parte de su obra a fundamentar la ética como filosofía primera, introduciendo un giro en la concepción de la misma. Para Lévinas, no es en el yo donde se fundamenta la necesidad de una ética, sino en el encuentro con el otro. Es en ese momento, fundamental, cuando en el yo nace la necesidad de una filosofía que regule la acción, esto es, una ética. Este encuentro se produce a través del rostro del otro, de su mirada, que me habla, que me impele a ponerme en su lugar, a hacer mío su sufrimiento y actuar en consecuencia. Como escribió en Totalidad e infinito, “El rostro habla. La manifestación del rostro es ya discurso”.
El humanismo del otro de Lévinas es un marco ideal para comprender la obra que la fotógrafa Isabel Muñoz (Barcelona, 1950), una de las máximas figuras de la fotografía española contemporánea, quien expone ahora en la Galería Juan Manuel Lumbreras. Todo el trabajo de esta artista está habitado por la necesidad de comprensión del otro diferente, de dar testimonio ante el espectador de su existencia, a quien llama a la acción hacia el sufrimiento del retratado.
En Juan Manuel Lumbreras Isabel Muñoz expone obras pertenecientes a la series ‘Surma’, en la que presenta retratos de personas pertenecientes a la tribu etíope del mismo nombre, y ‘Maras’, en la que retrata a miembros de las bandas callejeras salvadoreñas que se conocen bajo ese nombre.
Nos limitaremos a esta última serie para la realización de la cual Isabel Muñoz estuvo trabajando durante tres meses de 2006 en cárceles salvadoreñas, retratando a personas pertenecientes a las bandas “La Mara Salvatrucha” (La 13) y “La pandilla de la calle” (La 18). Son retratos en blanco y negro, que se presentan crudamente y en los que el rostro del retratado tiene una importancia fundamental precisamente en un sentido levinasiano, ya que las “maras”, conscientes de que la apariencia es discurso, tatúan sus cuerpos y rostros para, por un lado, documentar sus fechorías y, por otro, amedrentar al otro, ante quien se presentan con una imagen atemorizarte. Las fotografías de Isabel Muñoz, de una ejecución y técnica impecables, presentan sin aditivos los rostros y cuerpos de las personas que integran las “maras”, en formatos grandes, casi como si se trataran de espejos en los que el espectador se encuentra con una derivación de lo que fundamentalmente es: ser humano. Ante estos retratos, el espectador navega entre dos tensiones encontradas. La primera, es de rechazo y miedo –actitud habitual ante el otro desconocido–. Los tatuajes de las maras, en este sentido, logran su función. La segunda, sin embargo, logro de la fotógrafa, es una necesidad de compresión –de una realidad extraña– que desemboca necesariamente en un ponerse en lugar del retratado, ver en él a alguien como uno mismo, borrando los tatuajes, eliminando el pasado, para pensar en un presente –los retratados son presos– y en un futuro que es obligadamente compartido. Preguntarse por el qué será de ellos y, en consecuencia, qué será de nosotros.
En definitiva, la muestra que acoge la galería Juan Manuel Lumbreras es sin duda de las más interesantes de las que en esta temporada expositiva podremos visitar en nuestra ciudad. Esto, unido al hecho de las fechas en las que es programada –en las que la mayoría de las galerías apuestan por exponer obra de fondos propios– hace necesaria su visita.
Periódico BILBAO. Agosto 2007.
Fecha: 12 Jul - 14 Sept 2007