Galería de Arte Juan Manuel Lumbreras

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Carmelo Ortiz de Elgea

Paisajes de seducción

Coincidiendo con la exposición retrospectiva de la obra del artista Carmelo Ortiz de Elgea (Aretxabaleta, Vitoria, 1944) que se exhibe en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, la Galería de Arte Juan Manuel Lumbreras dedica sus espacios a mostrar los trabajos más recientes del artista alavés.

Mientras en el Museo se presenta una selección cronológica de parte de las mejores pinturas del artista, condensada en 50 piezas de gran formato, en la que se revisan las distintas etapas pictóricas de Elgea, la galería bilbaína vuelca su trabajo en 30 obras actuales, centradas exclusivamente en el paisaje.

Carmelo Ortiz de Elgea es, por encima de todo, un paisajista. Es bien cierto que nuestro artista ha tenido períodos muy fructíferos tratando la figura humana e, incluso, el expresionismo abstracto, pero no lo es menos que siempre ha vuelto a la pintura con el paisaje como gran protagonista, en la que lleva enfrascado las dos últimas décadas de su producción.

Elgea es, digámoslo de entrada, un paisajista único. La pintura del alavés nada tiene que ver con el paisajismo como pintura de género, sino que se traduce en una obra autónoma del mismo paisaje, pero sin dejar de serlo, esto es: lo que se nos muestra en el lienzo –en la mayoría de los cuadros– no es el paisaje que sirvió de modelo a la pintura, aunque está en ella y lo podemos reconocer.

Carmelo Ortiz de Elgea no sale al encuentro de un paisaje concreto, como hacen los pintores del género paisajista, sino que se adentra en la Naturaleza para dejarse seducir por ella; da lo mismo que suceda ante un mar, una selva, un desierto o un volcán, todo le vale con tal de sentirse embriagado por la fruición de ese momento gozoso en que el paisaje se manifiesta como un modelo a ser pintado.
Pero Elgea no ve el paisaje como el común de los pintores, porque lo que él contempla es una visión transformada de la realidad que tiene ante sus ojos; no hablamos de una interpretación de la Naturaleza, que es consustancial a todo buen paisajista, sino de una creación nueva, diferente del modelo que le ha seducido. En sus dibujos y bocetos, pero sobre todo en su mente, ya se está cociendo lo que será ese paisaje cuando lo traslade al lienzo, al que se incorporarán elementos extraños al propio paisaje, creando una obra ajena a la realidad que él retiene con una mirada personal y singular.

En una pequeña parte de su producción, los paisajes guardan una cierta fidelidad al modelo, pero la gran mayoría de veces, lo que Elgea ejecuta sobre el lienzo es un paisaje nuevo, un paisaje suyo, exclusivo, que le pertenece, por ser su hacedor. Lo que nuestro artista crea ante el propio paisaje, lo re-crea en el taller a medida que avanza el proceso de construcción de la pintura.

Hay mucho de escenografía en estos cuadros, especialmente cuando se interpretan en tamaños gigantescos. Da la sensación que Elgea fuera un tramoyista que extiende y recoge paneles ante una imagen general que le sirve de fondo –el paisaje elaborado en su mente– hasta alumbrar una composición en la que el paisaje desaparece total o parcialmente, sin dejar de estar en la escena.

De esa forma –junto a paisajes en los que los celajes han fascinado de tal manera al artista que se ha volcado en ellos– hay otros muchos en los que el horizonte se ha eclipsado o se ha sumado a otro inexplicable, las perspectivas se han forzado o han terminado por desaparecer, ciertas manchas informales conviven con objetos realistas, o un paisaje figurativo acaba por convertirse en una obra abstracta. Son paisajes Elgea, reconocibles por su factura, excepcionales por su originalidad, únicos por proceder de una Naturaleza creada por el propio artista.

Los paisajes de Carmelo Ortiz de Elgea participan de la sensualidad y calidez de toda su pintura. El óleo untuoso y la extensísima gama cromática de su paleta, en la que predominan los colores calientes, son signos de identidad del artista, las amplias pinceladas cargadas con generosas dosis de color, se ven compensadas con delicados arabescos pintados con pequeños pinceles, mientras las zonas terrosas y secas se refrescan con jugosas veladuras, todo ello con un equilibrio compositivo y cromático sabiamente administrado.

Juan Manuel Lumbreras

Fecha: 26 Oct - 02 Dic 2016

Información sobre Carmelo Ortiz de Elgea

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