Galería de Arte Juan Manuel Lumbreras

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Alejandro Quincoces

Pintura

El paisaje, admirado o soñado, continúa siendo tentación de inspiración para muchos pintores, entre el infatigable y fecundo ir y venir de las vanguardias del siglo: Quincoces, muestra una feliz predilección por la imagen de la naturaleza difuminada en el color y engalanada por la luz.

Aquí no encontramos las opulencias vibrantes de la pintura mediterránea, pero el panorama que contempla o imagina el artista se reviste de solidez en la austeridad de sus tonalidades.

Austeridad que en ningún caso significa rigidez, porque la atmósfera de estos cuadros exhibe en todo momento opulencia y profundidad. Hay bellos instantes de luminosidad costera, empapados en la plata de la niebla, con hondas sugestiones cromáticas de madrugadas o de anocheceres; la materia es a la vez densa y fluida y en un ejemplo de amplio formato testimonia los mejores grados de la seguridad cromática construida sobre una serie de concertados planos enlazados en una armonía rigurosa. Armonía que se percibe siempre en este conjunto de Quincoces: pintura meditada, sin sombra de improvisación, alentada por ese lirismo sobrio que tanto enaltece a la pintura de paisaje. La exposición ostenta cálida unidad de inspiración, una profundización sensible en la estructura y en la temática.

L. Rodríguez Alcalde

Notas de prensa:

«El bilbaíno Alejandro Quincoces pinta casi exclusivamente paisajes imprecisos, filosóficamente tormentosos, como en su tiempo los pintara, o mejor dicho los grabara Vlaminck. Pero en el caso de Quincoces, la cosa tiene profundo sentido urbano. Como aquel, este fuerza la perspectiva para alcanzar la lejanía en el plano; o sea, utiliza la curva, ondula el elemento comunicador entre las diversas distancias del paisaje fingido, de modo que las distancias oculares mantengan las proporciones relativas a su situación en el espacio. Esto, en Quincoces, alcanza un efectista sentido fotográfico. 

Quincoces plantea el cuadro a modo de cosmos nebuloso. Eso le permite valorar plásticamente la imprecisión de un efecto oscurecedor, visualmente mágico. Creo que el encanto está en lo sombrío y melancólico de sus paisajes; en la simulación acertada del siri-miri  tan nuestro; en ese nebulizar a conciencia la atmósfera y la vida en general».

El Mundo, Javier Urquijo, 18 de marzo de 1998.

«La pintura de Alejandro Quincoces testimonia lugares vistos o intuidos, un territorio en el que la humanidad mantiene el sentido de la utilidad sin perder de vista el horizonte que anuncia un más allá, pero que el artista convierte en propia descubierta; de ahí la sensación ante estos muros de sensaciones desde múltiples considerandos. 

Alejandro Quincoces presenta en Bilbao un conjunto de obra reciente en la que da fe y razón de espacios industriales y postindustriales, vías públicas, construcciones, aspectos fabriles y singularidades que capta desde una perspectiva cargada de sobriedades. Con dibujo de intuición que mide y configura el espacio, con materia cromática en función de encantamiento». 

El Punto de las Artes, 20 de marzo de 1998.

«Alejandro Quincoces es un pintor metódico, antes de coger sus pinceles plasma sobre un papel las características que va a seguir su obra, el proceso a seguir, los tema y hasta los tamaños de las obras. Cuando tiene una idea clara, se pone a pintar. «Suelo calcular mucho los pasos que voy a dar, investigo los materiales y, como soy impetuoso pintando, me gusta que los materiales se sequen pronto para poder trabajar también sobre seco», explica Quincoces. 

Los paisajes urbanos en los que trabaja son su reflejo de la realidad, «como pintor, me siento como un cronista de lo que está pasando, haciendo belleza con la pintura y transmitiendo al espectador el reflejo de lo que yo veo».  

Agenda de Arte, 14 de abril de 1998.

Fecha: 10 Mar - 04 Abr 1998

Información sobre Alejandro Quincoces

Obras