Galería de Arte Juan Manuel Lumbreras

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Jorge Gay

La casa de Eurídice (Homenaje a Poussin)

Texto que acompaña al catálogo de la exposición:

PARA HACER UN PAISAJE

Para hacer un paisaje, construirlo,

antes lo viví viendo crecer la yerba

bajo los pies enjutos de mi infancia

mientras entre los dedos y el tomillo

silbaba el bisbiseo insensato de los pinos.

En las zarzas, como gotas de sangre entumecida,

anunciando la vida que venía,

ácidas y dulces,

las moras adornaban los caminos.

Cae la noche, se acicalan las tapias.

Las caballerías se beben las estrellas del agua.

Los grillos cantan su bolero al bochorno.

Para hacer un paisaje miro al cielo

pero miro también dentro de mí

por si tuviera nubes

que me cruzasen el corazón y los pulmones.

La exposición consta de 28 pinturas y 9 dibujos realizados de 2013 a 2015. El titulo de las pinturas es La Casa de Eurídice y el de los dibujos El pulso de los días.

Eurídice fue una ninfa de la mitología griega, esposa de Orfeo. Símbolo del amor que se nos escapa por la impaciencia de nuestro corazón. La impaciencia amorosa hizo que Orfeo, desobedeciendo a los dioses, volviese su rostro para ver a su amada Eurídice. Entonces ella desapareció para siempre y Orfeo quedó vagando por  siglos en su búsqueda.

Esta es la historia que yo empleo como metáfora para explicar lo que le ocurre hoy a la pintura. Desaparece de nuestras vidas. La imperiosidad del presente urgente no la necesita. Es como si estuviera condenada al Hades de la indiferencia y suplantada por las nuevas tecnologías

En mi metáfora lo que pretendo es defender todavía el oficio, el gesto de pintar. Señalarlo y subrayarlo como medio todavía vigente para poder expresarnos, válido para seguir diciéndonos. Superada la barrera de los “ismos” el tiempo ha demostrado que la pintura es sólo una. Por eso en mi poema del catálogo evoco a Guston, Rosales, Patinir, Brueghel, Beckman o Sironi: no importa el estilo ni el tiempo. La pintura es una y ha quedado como gesto, como actitud ante la vida. Lo importante no es el medio ni el soporte con el que trabajas, por más actuales o técnicamente avanzados que estos sean; lo importante lo imprescindible es emocionar, fascinar con lo que hagas. Tener algo que decir y conmover con ello, lo de menos es el soporte que utilices para hacerlo (video, fotografía, instalaciones….). Lo importante es encontrar el equilibrio entre el qué decir y cómo decirlo.

Por eso me empeño en defender la pintura como gesto: por su esencia, por su poético silencio, por su austera presencia.

Yo soy pintor literario que no hace literatura pintada y un escritor ocasional que escribe imágenes y emociones. Hago una concepción unitaria de la exposición que me propongo y dejo que el día a día vuele a su antojo. En este vuelo, en un momento inesperado, puede surgir el título y un torrente de cosas que ayuda a cerrar el concepto general.

Se podría hacer un parangón con el teatro. Hemos vuelto al teatro: a la belleza del directo, a la constatación de su fisicidad, a desear no tener la experiencia a través de una pantalla o de un visor. Saturados como estamos de los encantamientos digitales, hasta puede apetecer sentir la limitación técnica de la pintura. Volver al origen, a la construcción primigenia.

Lo que no quita para que cuando lo necesito, acuda a cualquiera de los medios citados para hacer escenografías, carteles, libros, audiovisuales… No niego ningún camino y me encanta investigar con ellos, pero por encima de todo sigo defendiendo el lugar que ocupa el poema de la pintura.

Jorge Gay.

Fecha: 20 May - 26 Jun 2015

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