Teresa Peña
Marana Tha
Marana Tha (¡Ven, Señor Jesús!), es el deseo, casi siempre colmado —porque Él dice que está cerca—, de la llegada del Cristo Salvador.
El grito de Marana Tha es el balbuceo de una Jerusalén celeste, que está siempre a las puertas, porque para El «mil años son como un día que pasa, como el ayer que ya pasó» (Salmo 90).
Este es el grito de esperanza y júbilo de las multitudes que he reunido en una serie de cuadros. Multitudes envueltas en diversas luces y vistas desde distintos ángulos, pero siempre alegres y esperanzados.
Esperanza que nace de la proximidad, por muy lejana que esté, de la Venida, cuando El «enviará a los ángeles y reunirá de los cuatro vientos a sus elegidos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo» (Marcos, 13:27).
Teresa Peña, 1999.
Notas de prensa
… intenta transmitir en una exposición, en la galería Lumbreras de Bilbao, la poesía de las imágenes de la Biblia referidas al Apocalipsis…
«…me ha parecido oportuno hacer una fantasía plástica de esas simbólicas imágenes del regreso del Señor y los ángeles recogiendo a los hombres. Todo esto me ha inspirado esas muchedumbres que esperan.» Teresa Peña
Teresa Peña es casi una excepción en medio de una corriente artística contemporánea mayoritariamente indiferente, si no contraria incluso al hecho religioso. De cualquier manera, ella pinta «las cosas en las que mi fe coincide con lo bíblico y su poesía».
El Correo, 25 de septiembre de 1999, J.A. Gonzalez Carrera
Marana Tha, ¡Ven, Señor Jesús! … A partir de esa plegaria extraída del Apocalipsis, Teresa Peña, con espectacular y misteriosa puesta en escena, utiliza los lenguajes teatrales de forma encendida. Su paleta es maestra. Se ilumina con la eficacia escenográfica que precisa toda narración/dramaturgia mística expresionista actualizada. La obra impacta. Tiene aires a retablo.
Insisto en la eficaz descripción espacial. A ello se añade una entonación monocolor misteriosa, también teatral, filtrada en ocasiones, impactante o deslumbrante en otras. «La entonación es una novedad en mi obra. He querido referirme a cada color del iris por separado. Me inspiré en el Apocalipsis, en la gama de luz y color que un ángel dispersa por la tierra».
… siempre buscando el valor óptico del negro lanzado hacia el infinito, y de los blancos definiendo la forma. El resto busca la armonía estética necesaria para que la ilustración, el dibujo, se convierta en pintura.
El Mundo, 26 de septiembre de 1999, Javier Urquijo
Si se contempla la globalidad de la exposición con desapego, los cuadros parecen fotograma de una película, una secuencia que se prolonga de una toma a la siguiente. Se lo cuento a Teresa, sonríe, y me guiña un ojo. Después confiesa: “Mire, ese es uno de los secretos que jamás le he contado a nadie; cuando empecé a estudiar pintura estaba también enamorada del cine, de hecho llegué a matricularme en la Escuela de Cinematografía de Madrid, pero tuve que dejarlo. La pintura –concluye- es muy absorbente.
Merindades, diciembre 1999, Azucena Vega
Fecha: 23 Sep - 23 Oct 1999