Galería de Arte Juan Manuel Lumbreras

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Miguel Peña

Pintura

Entre dos mundos. Texto de Enrique Portocarrero

Es Miguel Peña un artista de grandes universos creativos. Los percibe con claridad hasta la mirada en vuelo furtivo del espectador profano: figuras, cromatismo, formas, espacios e historias que hablan del mundo interior de un ser sensible y capaz de expresar con belleza contemporánea un viejo discurso artístico.

Porque en la época de Miguel Peña, en el inicial estadio artístico de su generación, en el crisol de influencias que alimentaba su inspiración, existía la angustia del artista que se debatía entre todas las tendencias de la vanguardia.

Oprimía la gran manifestación del conceptualismo y atenazaban las corrientes postminimalistas. Languidecía el pop art y el formalismo abstracto deportaba con dureza a los que no comulgaban con el discurso imperante.

Era un terreno de nadie en el que una generación optaba entre lo que estaba de moda y el deseo propio, intenso, sensible de seguir un camino repleto de memoria histórica, sin renunciar a los postulados de l ¡a modernidad presente.

Y en ese horror al vacío, en ese precipicio del magma que devora con crueldad a tantos formidables artistas, Miguel Peña dio el paso del riesgo siguiendo una vocación que le alejaba de cualquier sacralización y le adentraba en un camino propio lleno de antigua armonía y efectividad contemporánea.

Está Miguel Peña, como decía Octavio Paz de Duchamp, entre el arte del pasado y el del acontecer.

Evoluciona por el “demi-monde” cubista; imagina por el Olimpo clasicista; sueña por el onirismo surrealista; construye por el realismo imaginario; argumenta por el trazo y la viñeta del comic; y concluye con un formidable universo figurativo en el que se funden corrientes, lenguajes, técnicas e inspiraciones.

Hay además en sus cuadros, tensión espiritual y literatura: mundos imaginarios, soñados o posibles, que le ayudan a definir su propio terreno de soledad y pureza mediante el que se asoma al universo de un espectador que como yo, se siente maravillado ante su capacidad de fundir con tanto acierto el pasado y el presente; lo real y lo irreal; el concepto y la belleza; la expresión y la impresión; el dibujo y la pintura.

Notas de prensa:

«Miguel Peña, hombre de este tiempo que va de la razón a la ilusión con un equipamiento cultural amplio, como corresponde a su formación, asume los tiempos que se reflejan en un quehacer cargado de significaciones para proyectarlo a compás. Por eso, ante los cuadros de este artista que presenta su obra en la capital vizcaína, Galería Torres, uno siente querencias muralísticas y ese renacer que, como el Ave Fénix, se recrea de la memoria, ceniza o sentido, para manifestarse en este final de siglo.

Son cuadros construidos a partir de una iconografía cargada de referencias clásicas, con el cuerpo humano como argumento y un espacio hecho escenario de vida. Formas y figuras que traspasan factores de tiempo; tiempo real y tiempo imaginado, con surrealidades y toques pop.

Es un mundo imaginado, soñado, acaso rescatado del conocimiento, que Miguel Peña anima para que en él podamos encontrar la parte que nos toca; un concepto bello, que está en nuestra mediterraneidad, y la expresión que suma intención».

El Punto de las Artes, 8 de marzo de 1996.

«Son además reseñables las exposiciones del madrileño Miguel Peña en A´G Torres, cuyo sentido del clasicismo se somete a las técnicas más actuales del expresionismo monocromático, utilizando como soporte generalmente el cartón, o el papel. Es de destacar la comunión perfecta de los modelos anatómicos, geometrizados con la arquitectura y la cocina a base de texturas superpuestas».

Periódico Bilbao, marzo de 1996, Javier Urquijo.

Fecha: Feb - Feb 1996

Información sobre Miguel Peña

Obras