Miguel Peña
Un estilo de collage
Se nos ofrece en estos días una nueva exposición del singular artista madrileño Miguel Peña, compuesta por 30 obras realizadas íntegramente con aportaciones de collage. El interés de su técnica, la calidad de su trayectoria y la originalidad de su pintura me hacen detenerme hoy, monográficamente, para hablar de uno de los últimos artistas que han hecho del collage una parte esencial de su arte.
Collage quiere decir ensamblar trozos, materia, recortes y todo aquello que pueda dar volumen, sueño y realidad a la pintura más allá del dibujo y el color de los pinceles. El collage hecho con papeles ensamblados, papeles rasgados, papeles recortados, es un capitulo aparte del arte del siglo XX. Ya en 1912 Braque y Picasso se cuestionaron la representación clásica del espacio al introducir papeles pegados en la pintura. Este camino lo han seguido muchos artistas durante todo el siglo, desde Josef Beuys hasta Miguel Peña, describiendo increíbles actitudes plásticas e intelectuales que han abierto caminos exitosos al arte y a los artistas.
Los futuristas pegaban trozos de papel para sugerir el ruido y la agitación de la ciudad, Hans Arp describió las leyes del azar para ordenar sus fragmentos, mientras que los suprematistas también usaban este estilo o técnica. El collage era preferido por Duchamp, Picabia y Man Ray, los dadaístas e incluso Kurt Schwitters en Hannover, cuando desde 1919 comenzó a reunir toda clase de elementos encontrados por la calle para hacer unos teatros íntimos y unas obras deliciosas y construidas. La poesía de Max Ernst y el arte de los surrealistas están hechos en gran parte de collage. Matisse recortó aguadas y renovó una técnica que a inicios de los años cincuenta todavía gustaba. En Estados Unidos diversos artistas mezclaron la pintura y el ensamblaje, mientras que en Europa otros, como Erró, acumulaban hasta el exceso de trozos de todo en sus cuadros. Todos recordamos en nuestra tierra la cruz de papel de periódico, de Antoni Tapies (1946-47), un trozo de periódico en forma de cruz pegada en la pintura, así como las obras de Clavé, Chillida o el mismo Rafols-Casamada. […]
Además de la técnica, la obra de Miguel Peña tiene una iconografía muy propia, con arquitecturas de fuentes y personajes de inspiración romántica y clásica, a menudo desnudos, entrelazados o reflejando momentos de nuestra existencia rutinaria, una pintura abierta a la sexualidad, al erotismo sugerido y a todo aquello que tiene de irreal la vida cotidiana. Ambigüedad sexual, pero sobre todo construcción de un imaginario distorsionado con escenas abiertas y dislocadas, volúmenes articulados, integrados en la composición, que crean una clase de teatro gigantesco, contundente y dramático en el cual la vida cotidiana, vuelvo a decir, trasciende lo que le rodea hasta evadirse. Para entender a Peña se ha de conocer al personaje, su taller de la calle de Fuencarral; un ático donde pasa la mayor parte de su vida, en el bonito centro de la ciudad. Vive fuera de la urbe, pero su vida artística son horas y horas en el taller, mirando sus cuadros, imaginando la integración de los restos en la pintura. Un taller lleno de obras clásicas picassianas de personajes y de objetos, de esculturas hechas con fragmentos y de pinturas que se van elaborando solas. A partir de retazos ensamblados la pintura se va haciendo sin la intervención del artista; este la mira y espera. La pintura aparece en la retina del creador. Entonces, él interviene y la obra, después de semanas o meses, se acaba sola, hay que interpretarla, son las obsesiones del artista, sus distracciones, sus collages. […]
Xavier Barral i Altet. Un estilo de collage.
Notas de prensa:
«En la pintura de Miguel Peña hay tanta carga dramática, lírico-escénica, como puntos de unión ofrece con la escenografía, basados en la geometría recortable: fondos en trampantojo o paisaje picassianos inspirados en Ray o Chirico, es lo mismo, o en simples telones neutros, bastidores superpuestos en los que insinúa tiempos arquitectónicos buscando cobijo para poner en escena sus místicas elucubraciones literarias, teatrales…
La pintura de Peña posee duende, porque es la fusión de varias formas intencionadas de arte. Y eso pertenece al campo de la intelectualidad y de la inspiración. En realidad, su obra hace gozar al contemplador, y eso ya quiere decir mucho».
Periódico Bilbao, abril de 2003, Javier Urquijo.
Fecha: 25 Mar - 16 Abr 2003