Manolo Millares
Pinturas, dibujos y grabados 1963-1971. Exposición inaugural de la galería.
Desde que en mis años juveniles frecuentaba el taller de vidrieras artísticas de mi abuelo y padrino Félix Cañada, he aprendido a apreciar el valor artesanal de una obra de arte.
Por aquellos años, a caballo entre las décadas de los 50 y los 60, el taller estaba en plena ebullición y vivía su época más dorada. El contacto con artistas y dibujantes trabajando las pinturas y bocetos, carbones y plantillas, vidrios y ceras, esmaltes y grisallas, plomos y hormigones, la expectante espera de desmuflar una carga de vidrio horneado o la embriagante sensación de ver la obra acabada ensamblada sobre su marco de ferralla, han dejado en mí, para siempre, un especial regusto por el trabajo artesano.
Tal vez por ello, en la reducida nómina de mis pintores favoritos, tienen singular cabida el Tapies albañil, el Lucio Muñoz maderero, el Clavé collagero, el Canogar poliestero y, por supuesto, el Millares arpillero o papelero, que son una misma cosa. Pintores todos ellos que agregan a su fuerte personalidad artística, el valor añadido de un soberbio trabajo artesanal.
Cualquiera de ellos colmaba sobradamente mis aspiraciones de contar con un artista de talla internacional para inaugurar nuestros nuevos espacios de arte, pero he de confesar que fue Manolo Millares mi objetivo prioritario, debido a las tres razones que a continuación expondré.
En primer lugar, Millares es el único de los artistas citados que ya no se encuentra entre nosotros, lo que marca una diferencia muy notable con todos ellos, Sabido es que la obra de Millares está distribuída por los mejores museos y colecciones privadas de todo el mundo y resulta infrecuente contemplar una exposición de la obra de este artista, fuera de las que organizan las instituciones públicas y privadas.
Inaugurar con Millares suponía, no sólo un reto, sino la posibilidad de ofertar una exposición extraordinaria a todos los grandes aficionados vascos.
Por otro lado, este año de 1997 se cumple el 25 aniversario de la muerte de Millares y se nos brindaba una oportunidad única de rendir un merecido homenaje a este genial artista, cuya figura no ha dejado de crecer en estos cinco lustros de ausencia.
Pero además, se da la circunstancia de que en 1964, fue también Manolo Millares el artista elegido para inaugurar la galería Grises de Bilbao, verdadera punta de lanza de la vanguardia artística en nuestra villa. Entonces en persona, ahora con su poderosa obra, vuelve Millares a Bilbao, treinta y tres años después, para poner la primera piedra de una nueva galería de arte.
Lo que supuse una empres espinosa, se convirtió en el más sencillo de los objetivos, gracias al apoyo incondicional de Elvireta Escobio, viuda del artista, quién se sumó a nuestro proyecto con enorme entusiasmo, perdiéndonos todo el conjunto de su colección privada para que seleccionáramos la exposición inaugural de nuestra galería. No es necesario explicar que su colaboración ha sido absolutamente imprescindible, como imperecedera la deuda con ella contraída.
Nuestra galería de arte se enorgullece de iniciar su andadura con una memorable exposición del genial Millares, un artista que detuvo trágicamente su producción pictórica hace 25 años, pero que no ha perdido ni un ápice de su frescura y vigencia. Nuestro especial agradecimiento a Elvireta Escobio y a todos cuantos han contribuido a que nuestro proyecto artístico sea una realidad.
Juan Manuel Lumbreras
Notas de prensa:
«El recorrido destaca el interés que la obra pintada sobre papel tuvo para Millares desde principios de los años 60. Una década gloriosa para el artista que señaló su despegue internacional al ser incluido en dos exposiciones significativas de gran repercusión: The New Spanish Painting and Sculpture en el MoMA de Nueva York y Before Picasso, After Miró en el Museo Guggenheim de la misma ciudad.
Con todo ello, en los años 60 millares es un creador sólido en el que la vida y la obra siguen un ismo camino. Sus dibujos y pinturas sobre papel son entidades autónomas que singularizan de un modo particular su trabajo. Sin concesiones a la belleza estética, apuntando la realidad con la fuerza y el compromiso del momento, Millares realiza series como la dedicada a la ejecución de Mussolini y Clareta Petacci en la plaza del Duomo en Milán.
Así es como sus pinturas son reflexiones sobre la vida, la muerte y la carga trágica de la realidad, pero todo ello tratado con una estremecedora belleza que es fruto de una sensibilidad extrema. «Entre el negro y el blanco —decía Millares—, el rojo es color ‘relais’, situado entre la inocencia de la luz y el valor mortal de las tinieblas».
Estrategia Empresarial, 5 de noviembre de 1997
«La obra seleccionada procede de la colección personal de Elvireta Escobio, su viuda, y abarca el período que va de 1963 a 1971. Si en los grabados la grafía es más nerviosa y todavía mantiene cierto antropomorfismo, el resto de la producción manifiesta los desgarros emocionales, una densa intensidad, así como la existencia de un cosmos personal surgido de la severidad de las tensiones cromáticas habidas entre los negros, los rojos y los blancos. A falta de volumetrías, se encuentra la labor más probatoria y experimental».
Deia, viernes 14 de noviembre de 1997
Fecha: 20 Oct - 08 Nov 1997