Galería de Arte Juan Manuel Lumbreras

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Koldobika Jauregi

Barna kanto / Canto íntimo

Coincidiendo con la exposición de Donostia, Koldobika Jauregi estaba depositando 15 enormes esculturas en piedra por las plazas, calles y jardines de Tolosa, un homenaje a la ciudad que en tiempos fuera la capital de Gipuzkoa, al cumplirse los 750 años de su fundación. Monumentales rocas extraídas de las canteras de Lastur y Marquina, roturadas, llagadas, parcialmente pulidas, caligrafiadas, fueron transformadas en piezas singulares, adueñándose de los espacios urbanos intervenidos por el hombre, para reintegrarles un trozo de la Naturaleza. Los signos y símbolos tallados por el artista forman parte de sus reflexiones internas, ofrecidas al observador para ser contempladas más que interpretadas. “Cada vez que decidimos qué es o no es, restringimos nuestra capacidad creadora”, ha escrito Koldobika Jauregi.

A este potente conjunto de esculturas monolíticas, el artista lo ha titulado “Kantu ixila”, es decir, “Canto silencioso”. Probablemente, el silencio es la característica fundamental de toda la obra de Jauregi. Nuestro artista vive y trabaja aislado, rodeado por la Naturaleza, en un habitat donde se oye el silencio, sólo alterado por el trino de los pájaros, el tintineo del cincel y el golpe seco del hacha. Jauregi es un explorador del medio natural, al que ha convertido en un templo de meditación y de reflexión interior, la fuente de su inspiración. Necesita de la soledad y el silencio para crear sus obras que, por brutales que se presenten, tienen ese aire de quietud y silencio con que fueron engendradas. Siempre.

El canto de los pájaros ha sido evocado por Koldobika Jauregi en otra serie de obras que ha designado “Altzürükü”, nombre con el que los vecinos de Santa Grazi (Zuberoa, Iparralde), llaman a canciones tarareadas, sin letra, relativas al halcón y el águila. El acercamiento de estas canciones le dieron pie para comenzar esta serie íntimamente ligada a elementos de lo cotidiano, construida más en base a un tarareo que a un guión premeditado.

Hay un aire de creciente espiritualidad en las realizaciones de Koldobika Jauregi. Hace años que nuestro artista introdujo piezas profanas en el interior de las iglesias, o frente a ellas, dotándolas de un carácter religioso, ascético. Su caligrafía oriental y su simbología nos ayudan a descubrir estelas, retablos, pilas bautismales ó códigos cifrados, que nos acercan a su mundo más intimista. Si las exposiciones anteriores en nuestra galería las titulaba “Alkiza”, en alusión a la naturaleza, y “Oro y Negro”, una aproximación a la filosofía oriental, la actual se presenta bajo el epígrafe “Barnakanta” – “Canto íntimo”, que responde a sus experiencias más personales e intimistas. Esa mirada introspectiva, reflexiva e íntima, dotan a las esculturas de Koldobika Jauregi de una esencialidad ejemplar, despojadas de todo ropaje innecesario. “Trato de explorar rincones cerca de la carencia de todo; de hecho la quietud está ahí, no hay más que asomarse”, nos dice el artista.

El Arte, hoy más que nunca, está necesitado de silencio, de reflexión, de soledad, de intimidad. Hay un ruido ensordecedor alrededor del arte, demasiado artificio, excesiva banalidad y grandes dosis de frivolidad, una huida hacia delante, donde sorprender, repugnar o diferenciarse por la estulticia, parecen prevalecer sobre la desnudez esencial de aquellas otras obras de arte que nos invitan a la reflexión. Las esculturas de Koldobika, por el contrario, reclaman para sí la mirada sosegada, silenciosa, reflexiva, intimista y solitaria, la misma que el artista utilizó para su creación.

Juan Manuel Lumbreras. «De lo íntimo» (Fragmento).

Fecha: 25 Sep - 20 Oct 2007

Información sobre Koldobika Jauregi

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