Galería de Arte Juan Manuel Lumbreras

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Damián Flores

Bilbao

La exposición de Damián Flores próxima a celebrarse en la Galería Juan Manuel Lumbreras de Bilbao, es tanto un ejemplo de su habitual poética pictórica como un personal homenaje a la ciudad por parte del artista, que se incorpora al conjunto de urbes cuya arquitectura forma parte de su obra. En esta muestra, en la que aparece su tradicional perspectiva de contemporaneidad e historia, Damián Flores presenta un conjunto determinado por una doble visión habitual en sus trabajos, en los que recoge tanto la una imagen de la arquitectura como de la ciudad mediante el recurso a elementos de diferentes épocas que se convierten en metáfora de la urbe. Y es que, para el artista, la arquitectura es el epitome de la ciudad, su quintaesencia más representativa o, como diría Ortega, su álgebra mas elevada, su materia artística esencial.

Y es que, hay que insistir, en esta su primera exposición bilbaína, Damián Flores ofrece lo más característico de su pintura pues en ella persiste en su poética arquitectónica y urbana, presente en una serie óleos de diferentes formatos en los que, mediante un estilo de madurez confirmada, recoge muestras tanto del racionalismo como de contextos arquitectónicos tan dispares como el eclecticismo, el Art Decó o las actuales realizaciones constructivas.

En la selección de sus temas el artista prefiere el detalle que expresa el estilo a la totalidad de la construcción, en una visión que es más literaria que documental. Es la idea azoriniana de que un pormenor expresa el todo. Damián Flores nos traslada su mirada sobre Bilbao, realizada con el ojo atento y la cámara fotográfica a la caza de la imagen definitiva, buscando  no solo edificios de arquitectos acerca  de los que ha investigado  en archivos y bibliotecas, sino también dejándose llevar por el azar citadino, lo que le permite encontrar joyas anónimas, a veces ignoradas en los manuales de arquitectura, y descubrir enclaves imposibles que dan un nuevo significado a lo construido. Y es que, aunque el método de trabajo de Damián Flores es el propio de un investigador minucioso en el que el apartado documental tiene gran importancia, al final siempre queda sometido a la visión personal del pintor. Es una suerte de trabajo de campo en la que el ojo del artista tiene la última palabra.

Ejemplo de estos recorridos de flâneur urbano en los que emplea como brújula el ojo de artista y el instinto del arquitecto de vocación, son las obras dedicadas a la arquitectura racionalista, una de las preferencias del artista y protagonista esencial de sus exposiciones principales que, como en muchas otras ciudades, tiene en Bilbao ejemplos de interés. Entre los edificios de este estilo que se encuentran en esta exposición de la Galería. Juan Manuel Lumbreras podemos destacar entre la treintena de óleos colgados el de La Equitativa, el magnifico colegio Luis Briñas, quizás una de las mejores piezas de la muestra; la casa Kikumbera, el edificio del Tigre o el ascensor de Begoña.

De sus paseos por un entorno tan representativo como la ría, Damián Flores rescata humildes pontones, una especie de pecios de formas rotundas abandonados en el silencio que siempre existe bajo los puentes, y la geometría de herrumbrosas escaleras y apeaderos, tan marinos como fluviales, que recuerdan a sus maquetas de papel, una suerte de esculturas que recogen su tantas veces referida arquitectofília esencial, manifestada también en sus habituales homenajes a sus particulares maestros.

Mención aparte merecen sus obras dedicadas a las estaciones ferroviarias, unas obras de aire y entorno que nos parecen modianescos entra las que destaca un tondo que quizás sea las más literaria de todo el conjunto, al igual que una pequeña joya en la que, recortada en el cielo sobre el tejado de la estación, aparecen dos brumosas torres eclesiásticas junto a dos imprecisos edificios modernos en un ambiente de cierto lirismo, como de simbolismo actualizado que remite a “Brujas, la muerta”. Una obra esta que confirma la idea nietzscheana acerca del atractivo artístico de lo incompleto, la grandeza de la sencillez alcanzada con la experiencia y la vocación literaria del artista, pues es habitual que en su pintura se pueda descubrir alguna dramatización latente alguna historia oculta. Pintor literario, de arquitecturas y de ciudades. Quizás esta sea la esencia de un artista que no en ano ha residido en Roma..

Damián Flores ha tenido siempre la virtud de evitar la facilidad del referente mediático, de ahí que no retrate al icono bilbaíno más conocido y que ha internacionalizado a la ciudad. Por el contrario, prefiere acercarse a la obra de Gehry con una mirada que realza el evidente carácter escultórico del edificio, representado como una blanca maqueta, prolongación en dos dimensiones de sus formas escultóricas.

Gracias a esta exposición en la Galería Juan Manuel Lumbreras, Damián Flores incorpora Bilbao, históricamente una de las principales urbes españolas, al listado de ciudades cuya arquitectura y realidad urbana ha recogido en muestras anteriores y que forman la poética de una pintura que tiene todos los rasgos propios de la madurez técnica, artística e intelectual de su autor.

Fernando Castillo

Fecha: 04 Dic - 10 Ene 2013

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